Jorge Mario Bergoglio inició su carrera en la Iglesia a los 21 años tras recibirse como técnico químico. Fue uno de los 183 obispos de la Iglesia Católica y arzobispo de Buenos Aires, además del primado de la Argentina. En 2005 fue el segundo más votado luego de Ratzinger. El 13 de marzo de 2013 los 115 cardenales electores, en un cónclave que duró 25 horas y media, votaron para convertirlo en el papa 266° de la historia, Francisco. Es el primer pontífice latinoamericano y jesuita.

¿CUANDO REGRESA EL PAPA FRANCISCO A LA ARGENTINA?

La posible visita del papa Francisco a la Argentina en 2020: la trama secreta de una decisión institucional que tiene razones religiosas y políticas El límite político está dispuesto por las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Si Francisco anuncia que regresa a la Argentina, será antes de las PASO para evitar suspicacias políticas. Y si no lo hace, aunque el Papa sueña con volver a su tierra, es poco probable que retorne al país en el 2020. El Papa tiene decidido viajar a Japón y al Sudán en 2020, y si viene a la Argentina debería ordenar su inclusión en la agenda oficial del Vaticano. La agenda papal no es inquebrantable, aunque su modificación implica una noria burocrática que puede irritar hasta al Santo Pontífice. En este marco, Francisco debería anunciar su viaje antes del comienzo de las vacaciones de verano en el Vaticano y de la realización de las PASO en la Argentina. El Papa no toma descanso y se queda en Santa Marta, pero los burócratas papales necesitan mover los procedimientos habituales para evitar inconvenientes protocolares en un viaje al exterior. Y en cuanto a la política doméstica, el cálculo del Papa es obvio y fácil de explicar: si la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner triunfa en las PASO, y él anuncia su regreso a posteriori, esa decisión será leída como un apoyo tácito a la propuesta electoral del peronismo. En cambio, si Macri y Miguel Ángel Pichetto ganan las presidenciales, el anuncio papal del regreso significará que hay una apuesta tácita a evitar que Cristina y su nominado Alberto vuelvan a la Casa Rosada en diciembre de 2019.